La frustración puede ser generado por diversas circunstancias:
Obstáculos externos: Cuando factores fuera de nuestro control impiden lograr lo que deseamos. Pueden ser restricciones impuestas por otros, situaciones inesperadas o dificultades inesperadas.
Expectativas no cumplidas: Cuando nuestras expectativas no se alinean con la realidad, generando decepción y desilusión.
Autolimitaciones: A veces, nosotros mismos ponemos límites a nuestras capacidades o posibilidades, lo que puede llevar a sentirnos frustrados cuando no logramos lo que queremos.
Falta de control: Sentir que no tenemos el control sobre una situación puede ser frustrante, especialmente si afecta áreas importantes de nuestra vida.
La causa o causas detrás de una situación pueden no ser tan relevantes como la manera en que la abordas y comprendes su origen. Es fundamental entender cómo afrontarla y qué acciones tomar para transformarla y liberarte de su influencia. Quedarte atrapado en esa emoción crea un ciclo de victimización que obstaculiza la consecución de tus verdaderos deseos. Perdonarte resulta crucial: al hacerlo, reconoces que diste lo mejor de ti con los recursos y la información disponibles en ese momento, incluyendo factores externos y aquello que no percibías. La decisión de permanecer en el papel de víctima o tomar acción para cambiar tu realidad recae en ti.
¿Persistir o avanzar? La elección es tuya. ¿Cuánto tiempo deseas seguir lamentándote por lo que no se materializó como esperabas? Te invito a reflexionar sobre esto y liberarte de los juicios que te mantienen atado a esta situación. Enfoques holísticos como el thetahealing pueden ser útiles para ajustar creencias y liberarte más rápidamente de estos sentimientos. Permiten abordar la situación desde una perspectiva elevada, donde el resentimiento y el rencor dejan de arraigarse, permitiendo que la luz y el amor llenen esas situaciones que originaron estas emociones.
Te invito a agendar tú sesión y comenzar a experimentar la libertad que esta herramienta te puede brindar.
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